Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid - Núm 90

Fecha del Boletín 
16-04-2014

Sección 1.3.110.1: I. COMUNIDAD DE MADRID


Código de Verificación Electrónica (CVE): BOCM-20140416-9

Páginas: 5


I. COMUNIDAD DE MADRID

C) Otras Disposiciones

CONSEJERÍA DE EMPLEO, TURISMO Y CULTURA

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DECRETO 40/2014, de 10 de abril, del Consejo de Gobierno, por el que se declara Bien de Interés Cultural el violín denominado “Boissier-Sarasate”, de Antonio Stradivari, del Real Conservatorio de Música de Madrid.

A solicitud del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, institución dependiente de la Comunidad de Madrid, que tiene entre su colección de instrumentos antiguos un violín fabricado por Antonio Stradivari conocido como “Boissier-Sarasate”, donado por disposición testamentaria de su anterior propietario, el violinista y compositor español Pablo Sarasate, la Dirección General de Patrimonio Histórico, mediante Resolución de 19 de febrero de 2013, incoa expediente de declaración como Bien de Interés Cultural del violín denominado “Boissier-Sarasate”, de Antonio Stradivari, del Real Conservatorio de Música de Madrid.

En cumplimiento de la Resolución de incoación de dicho expediente, se abre un período de información pública por plazo de un mes, a contar desde el día siguiente a su publicación en el BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID (24 de junio de 2013), y se concede audiencia por el mismo plazo al Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, al Ayuntamiento de Madrid y a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, a fin de que cualquier interesado pueda examinarlo y presentar las alegaciones que estime oportunas.

Igualmente, se notifica la Resolución a los interesados, a los efectos procedentes, al Ayuntamiento de Madrid, interesándole su exhibición en el tablón de anuncios por el plazo de un mes y al Registro General de Bienes de Interés Cultural del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte para su anotación preventiva. Asimismo, se da publicidad en uno de los periódicos de mayor circulación en el ámbito de la Comunidad de Madrid.

El bien queda anotado preventivamente en el Registro de Bienes de Interés Cultural de la Comunidad de Madrid con el número de registro RBIC-2013-000005 y en el Registro General de Bienes de Interés Cultural del Ministerio Educación, Cultura y Deporte, con el código 134850.

El Pleno del Consejo Regional de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, en sesión celebrada el 20 de febrero de 2013, aprueba por unanimidad su declaración como Bien de Interés Cultural.

En el expediente se han cumplimentado todos los trámites previstos en el procedimiento legalmente establecido, de conformidad con el artículo 10 de la Ley 10/1998, de 9 de julio, de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, vigente en la fecha de emisión de la Resolución.

Durante el período de instrucción del citado expediente se aprueba la Ley 3/2013, de 18 de junio, de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid (BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID de 19 de junio de 2013), que entra en vigor el 20 de junio de 2013, conforme a su disposición final cuarta.

En consecuencia, el procedimiento queda afectado por la Ley 3/2013, de 18 de junio, por la que, conforme a su disposición transitoria segunda “los expedientes iniciados antes de la entrada en vigor de esta ley continuarán su tramitación de acuerdo con lo establecido en la Ley 10/1998, de 9 de julio, de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, si bien la resolución deberá ajustarse al régimen establecido en la presente Ley”.

Durante el período de información pública y el trámite de audiencia, se ha recibido informe favorable de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y no consta que se hayan presentado alegaciones, por lo que se reitera la propuesta técnica inicial.

En su virtud, de acuerdo con lo establecido en el artículo 8 de la Ley 3/2013, de 18 de junio, de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, a propuesta de la Consejería de Empleo, Turismo y Cultura, previa deliberación del Consejo de Gobierno en su reunión del día de la fecha,

DISPONGO

Primero

Declarar Bien de Interés Cultural el violín denominado “Boissier-Sarasate”, de Antonio Stradivari, del Real Conservatorio de Música de Madrid, de acuerdo con lo dispuesto en el Anexo del presente Decreto.

Segundo

Practicar la correspondiente inscripción en el Registro de Bienes de Interés Cultural de la Comunidad de Madrid, de la que se librará oportuna certificación al Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Tercero

La entrada en vigor se producirá al día siguiente de su publicación en el BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID.

Madrid, a 10 de abril de 2014.

La Consejera de Empleo, Turismo y Cultura, ANA ISABEL MARIÑO ORTEGA

El Presidente, IGNACIO GONZÁLEZ GONZÁLEZ

ANEXO

DESCRIPCIÓN Y JUSTIFICACIÓN DE LOS VALORES DEL BIEN QUE MOTIVAN SU DECLARACIÓN COMO BIEN DE INTERÉS CULTURAL

A) Descripción del bien objeto de la declaración

Denominacion: Violín Stradivarius “Boissier-Sarasate”.

Clase de bien: instrumento musical.

Técnica: tallado, ensamblado, encolado.

Materia: maderas y otros complementos.

Medidas: 578 ´ 208 ´ 85 mm.

Autor: Antonio Stradivari o Antonius Stradivarius.

Escuela: Cremona, Italia.

Época: año 1713.

Estado de conservación: bueno.

Antonio Stradivari (Cremona, Italia 1644-1735), luthier italiano, más conocido por la forma latinizada de su nombre, “Stradivarius”, es el más célebre constructor de instrumentos de cuerda de la historia de la música. En especial sus violines recibieron el favor de sus contemporáneos y cimentaron su fama, incrementada con el paso del tiempo por el aprecio de intérpretes y melómanos hacia sus cualidades sonoras. Esta fama creció en paralelo con las altas cotizaciones alcanzadas por dichos instrumentos, que habitualmente estuvieron en poder de Instituciones, aristócratas, concertistas o coleccionistas de gran poder adquisitivo.

El arte de la fabricación de instrumentos de cuerda se desarrolló de forma especial en Italia desde la Edad Media. En el siglo XVI, algunos de los instrumentos que hoy consideramos clásicos adquirieron su forma definitiva, como resultado de la experimentación llevada a cabo en varias ciudades, especialmente Brescia, Cremona, Nápoles o Venecia. De todas ellas, fue Cremona la que se convirtió en capital mundial indiscutible de la fabricación de estos instrumentos, gracias al trabajo incomparable de tres sagas de luthieres, la familia Amatí, la familia Guarneri y la familia Stradivari.

Andrea Amati (1520-1578), fundador de la saga familiar de cuatro generaciones con ese nombre, fue uno de los responsables del establecimiento de la forma del violín. Su nieto Nicoló Amati (1596-1684) desarrolló con éxito un tipo inusualmente pequeño de instrumento, de gran musicalidad y perfecta entonación de soprano.

Andrea Guarneri (1626-1698), discípulo de Nicoló Amati, fue el patriarca de otra familia de grandes luthieres, casi todos ellos tocados por el genio. Su nieto Giuseppe Guarneri “del Gesú” (1698-1744) fue capaz de innovar sobre los modelos ya establecidos y crear un tipo de violín de sonido potente que no tuvo demasiado éxito en su época pero que el Romanticismo elevó a las más altas cotas de aprecio y que en la actualidad es el preferido por muchos artistas.

Antonio Stradivari (1644-1737), discípulo tal vez de Nicoló Amati, fue el fundador de la tercera saga familiar de luthieres cremoneses. Tras un período de aprendizaje o imitación de los modelos de Amati, los denominados “amatisés”, en los que utilizó materiales de discreta calidad, hacia 1672 cambió de estilo para combinar la dulzura del sonido Amati con la potencia sonora de la escuela de Brescia. Entre 1684 y 1699 produjo unos violines más alargados, denominados “longuets”. A partir de 1700, superadas las influencias anteriores y avanzando en el proceso de experimentación de formas, dimensiones y materiales, comenzó su período “áureo”, logrando un grado de perfección nunca igualado en la fabricación de estos instrumentos y estableciendo los parámetros definitivos que desde entonces serían imitados en toda Europa. El modelo desarrollado en esos años, caracterizado por una bóveda algo más plana de lo habitual, dio como resultado instrumentos extraordinariamente flexibles, con una sonoridad plena y transparente, ideal para interpretar la música de la época, tanto en salones como en iglesias. Perfeccionó los mínimos detalles, las proporciones y dimensiones de cada pieza, con especial cuidado en la selección de los tipos de madera, su curado, los tratamientos de protección contra insectos y los barnices finales. Desde entonces nadie ha conseguido mejorar el violín, aunque los nuevos requerimientos musicales y el tamaño de las grandes salas de conciertos provocaron en el siglo XIX la adaptación sistemática de los instrumentos antiguos para aumentar su potencia sonora.

A partir de 1725 el artista inició un cierto proceso de decadencia, que hay que atribuir a su avanzada edad. Antonio Stradivari construyó más de 700 instrumentos de cuerda entre violines, violas, violonchelos, guitarras y arpas. Su trabajo se prolongó con sus dos hijos Homobono y Paolo.

Se ha mitificado la vida de Antonio Stravidari atribuyéndole el uso de secretos en la construcción y barnizado de los violines como si se tratara de un misterioso alquimista. También se ha atribuido la extraordinaria calidad de los instrumentos a un fenómeno climatológico de alcance local que pudo propiciar la utilización de maderas especialmente homogéneas. En realidad, el único secreto de sus obras es su constante espíritu de experimentación y superación. Realizaba pruebas del resultado de su trabajo en la iglesia de Santo Domingo de Cremona para aplicar los resultados a la siguiente obra, siendo cada instrumento una nueva creación.

El violín denominado “Boissier-Sarasate” es un instrumento fabricado por Antonio Stradivari en 1713. El sobrenombre, como es habitual en este tipo de instrumentos, hace referencia a dos de sus propietarios anteriores, el coleccionista y músico suizo Boissier y el violinista español Pablo Sarasate. También era conocido antiguamente corno “el rojo”, por la intensidad y magnífico estado de conservación de su barniz.

Presenta tapa armónica de abeto de veta rectilínea y regular, más ancha hacia los bordes. Fondo en dos piezas de arce sicomoro en cuya superficie se dibujan ondas descendentes. Aros y mango de la misma madera. Fileteado doble de marquetería con bordes de ébano e incrustación interior de arce. Barniz original rojizo con reflejos ambarinos sobre fondo dorado, bastante bien conservado, que resalta las vetas de la madera de arce de la tapa del fondo y los aros.

Presenta tapa armónica de abeto de veta rectilínea y regular, más ancha hacia los bordes. Fondo en dos piezas de arce sicomoro en cuya superficie se dibujan ondas descendentes. Aros y mango de la misma madera. Fileteado doble de marquetería con bordes de ébano e incrustación interior de arce. Barniz original rojizo con reflejos ambarinos sobre fondo dorado que resalta las vetas de la madera de arce de la tapa del fondo y los aros. Los taquillos interiores y contraaros son de sauce rojo. En el interior conserva la etiqueta original con inscripción en latín “Antonius Stradivarius Cremonensis/Faciebat Anno 1713”.

El instrumento ha gozado siempre de reconocido prestigio. Se construyó en pleno período “áureo” o “golden period”, el mejor momento de la producción del artista. Ya desde el siglo XIX era considerado como uno de los mejores violines del mundo. Los musicólogos Fétis en 1856 y Hill, algo más tarde, lo mencionan como uno de los ejemplos más rutilantes del trabajo de Antonio Stradivari. En la actualidad está considerado por muchos como uno de los cinco mejores violines del constructor cremonés. En esta apreciación se aúnan tanto su impecable factura y sus características particulares como su excepcional estado de conservación.

El violín, además de su valor intrínseco como instrumento de altísima calidad, tiene un indudable valor histórico, documentado a lo largo de un período muy amplio. En el siglo XIX, perteneció durante años al coleccionista y músico Boissier, residente en Ginebra. A su muerte pasó a pertenecer al luthier francés Jean-Baptiste Villaume (1798-1875). En un momento no precisado fue adquirido por la casa Gand et Bernardel, que a su vez lo vendió en 1888 al violinista navarro Pablo Sarasate, el cual lo conservó durante veinte años hasta su fallecimiento.

Pablo Sarasate (Pamplona, 1844-Biarriz, 1908), fue seguramente el violinista español más importante del siglo XIX y una figura de renombre internacional. Niño precoz, empezó a tocar el violín a la edad de cinco años. La Condesa de Espoz y Mina decidió becarle para que estudiase en Madrid, y en 1856 ingresó en el Conservatorio de París como alumno de Jean-Delphin Alardes, recibiendo el prestigioso “Premier Prix” de la Institución. Su carrera profesional estuvo muy ligada a Francia, alternándola con giras de conciertos por todo el mundo. En ellas no solo era aplaudido como intérprete sino como compositor de breves páginas basadas en cantos populares españoles o en éxitos operísticos de moda. Su música, de agradable escucha y pensada para el lucimiento de los intérpretes, sirvió en su momento para difundir el patrimonio musical español y actualmente sigue estando en el repertorio de casi todos los violinistas.

El Stradivari “Boissier-Sarasate” fue legado en el testamento del músico al Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, dependiente actualmente de la Comunidad de Madrid. La Institución fue consciente desde el primer momento de la importancia del Iegado, y veló por su conservación siguiendo los deseos del propio Sarasate, que en su testamento recomendaba que se expusiera en una vitrina. Por consiguiente, su utilización estuvo fuertemente restringida hasta tiempos recientes.

Ese criterio ha cambiado, ya que está comprobado que para una correcta conservación debe hacerse algún uso del instrumento. Además se acepta que por su carácter de objetos sonoros, los instrumentos históricos deben ser utilizados para producir música. Las pautas y recomendaciones del Consejo Internacional de Museos y Colecciones de Instrumentos Musicales preconizan el uso puntual de los instrumentos en condiciones controladas para que no pierdan sonoridad, aunque sin sobrepasar un máximo de 200 horas al año. Por ese motivo, en los últimos años el violín ha vuelto a sonar en actuaciones públicas, como las que se organizan con ocasión del Concurso Internacional Pablo Sarasate, que tiene por origen el legado establecido por el propio artista para premiar a jóvenes talentos.

Este violín, junto con cuatro piezas del quinteto ornamentado adquirido por el Príncipe Carlos a Paolo Stradivari en 1772, conservado en el Palacio Real de Madrid, es la única obra de Antonio Stradivari existente en colecciones públicas españolas, lo que le otorga la mayor singularidad.

B) Estado de conservación del bien y criterios básicos por los que deberán regirse las futuras intervenciones

El estado de conservación del violín puede calificarse en términos generales de excelente y estable. El barniz, fundamental en este tipo de obras, está igualmente muy bien conservado.

En el siglo XIX el instrumento sufrió una serie de intervenciones, frecuentes en los violines barrocos, para adaptarlos a los requerimientos sonoros de la época romántica, reformando el mango, alargando el diapasón y colocando un puente algo más alto y curvado. Probablemente en ese momento se cambió también la barra armónica. Aunque montado como violín moderno, con cuerdas metálicas en lugar de las de tripa que se usaban anteriormente, la adaptación del mango fue respetuosa con el taco interior original de sujeción, y se conservan las huellas de, al menos, tres clavos. No consta que haya sido abierto en todo el siglo XX, realizándose en ese período tan solo mínimas intervenciones.

El diapasón o bateador, las cejillas, cordal y botón de ébano, no son originales. Las clavijas, talladas en madera de palosanto, fueron sustituidas en la última intervención, aunque se conservan las anteriores. El puente actual, colocado en 2005, es de “Beare”. Se conservan dos anteriores, el antiguo “Caressa. Français”, utilizado hasta 1990, y el “R. Coll. Madrid”, utilizado entre 1990 y 2005.

Los criterios a aplicar en restauraciones futuras serán, en todo caso, los de reversibilidad, diferenciación y mínima intervención.

En resumen, teniendo en cuenta que Antonio Stradivari es el más importante y célebre constructor de instrumentos de cuerda de la historia, que el violín es de insuperable calidad artística y técnica, perteneciente al denominado “período áureo” del autor, que su estado de conservación es excelente y estable, que solamente ha sufrido las adaptaciones necesarias para el cambio de cuerdas de tripa a metálicas en el siglo XIX, sin otras intervenciones significativas posteriores, que perteneció durante veinte años a Pablo Sarasate, el violinista español más importante del siglo XIX y figura de renombre internacional, y que se trata del único violín de este luthier existente en colecciones públicas españolas a excepción del cuarteto de cuerdas del Palacio Real, es incuestionable que el citado violín adquiere un destacado valor para el Patrimonio Histórico-Artístico de la Comunidad de Madrid.

Por todo lo expuesto se concluye que el violín conocido como “Boissierr-Sarasate” fabricado en 1713 por Antonio Stradivari, reúne las características previstas en el artículo 2.2 de la Ley 3/2013, de 18 de junio, de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, para su declaración como Bien de Interés Cultural.

(03/12.204/14)

Nota: El contenido del texto de la disposición que aquí se muestra no es necesariamente exacto y completo. Únicamente la disposición publicada con firma electrónica, en formato PDF, tiene carácter auténtico y validez oficial.

Sección 1.3.110.1: I. COMUNIDAD DE MADRID

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Código de Verificación Electrónica (CVE): BOCM-20140416-9